¿Se puede congelar la trufa fresca?

La trufa negra fresca es un ingrediente gourmet muy apreciado en el mundo de la alta cocina gracias al sabor y la textura que proporciona incluso a los platos más sencillos de elaborar. Este hongo cotiza muy alto en el mercado debido a que es bastante difícil de cultivar y de obtener, ya que la Tuber melanosporum Vitt crece bajo tierra junto a las raíces de determinados árboles y en regiones con unas condiciones geográficas y climáticas muy específicas. 

En nuestro país, estas se dan en Teruel, en la comarca de Gúdar-Javalambre y, concretamente, en los alrededores del municipio de Sarrión, que es conocido como la capital de la trufa negra. Por lo tanto, es un hongo que se suele obtener en cantidades muy pequeñas por las que pagamos un precio bastante elevado. 

Suelen desarrollarse después del azote de las tormentas de verano en terrenos drenados y con bastante pendiente y su recolección comienza en el mes de noviembre y se extiende hasta finales de marzo o comienzos del mes de abril. Esto se conoce como la temporada de la trufa negra. 

Además, es un ingrediente que, si no se conserva en óptimas condiciones, se puede echar a perder muy rápidamente. Por ello, muchas personas preguntan si puede congelarse la trufa negra fresca para extender su uso y para poder disfrutar de este ingrediente exquisito incluso cuando no es la temporada. En este artículo vamos a resolver esta pregunta y te vamos a dar algunos datos que te pueden parecer muy interesantes. Sigue leyendo si quieres conocerlos. 

¿Puede congelarse la trufa negra? 

La respuesta corta es sí, la trufa negra se puede congelar, ya que este método de conservación permite conservar trufas negras durante un periodo de tiempo mucho más largo. Ten en cuenta que la trufa negra puede conservarse en el frigorífico durante un máximo de 12 días, en un recipiente de cristal esterilizado y hermético, antes de empezar a degradarse. 

Se considera que el umbral de temperaturas perfecto para su conservación en el frigorífico es entre los 3ºC y los 8ºC. Estas temperaturas son lo suficientemente bajas como para que se puedan empezar a desarrollar microorganismos. Sin embargo, si la congelamos, podemos almacenarla para utilizarla en el futuro, alargando su vida útil incluso hasta un par de años si se hace correctamente. Esto es especialmente útil tanto para restaurantes y negocios dedicados a la hostelería y la restauración, pero también para el hogar. 

Recuerda que los clientes no siempre piden platos con trufa y, cuando estamos en casa, a veces nos apetecen otros platos de comida. Por ello, si la congelamos, podemos descongelarla y degustar su sabor cuando queramos. Ahora bien, si quieres que la trufa negra no pierda demasiadas propiedades al congelarla, debes seguir unos pasos determinados que ayudarán a garantizar un estado de conservación óptimo. 

¿Cómo se congela la trufa negra?

Saber cómo se congela la trufa negra es imprescindible para garantizar que la conservación se realiza en las mejores condiciones para garantizar que sus propiedades nutricionales, su sabor y su aroma no se pierden. No obstante, debes tener en cuenta que la trufa negra fresca tiene muchos más matices que la congelada, pero es una buena manera de disfrutar de este ingrediente gourmet a lo largo de todo el año, a pesar de que haya pasado la temporada. 

Sin embargo, se puede utilizar mediante la ralladura sobre platos de pasta y pizzas e incluso para trufar algunos alimentos, como el queso, el aceite de oliva o los huevos. Por ello, si quieres congelar este ingrediente gourmet, lo primero que debes hacer es envolver la trufa negra fresca en un papel de aluminio. Es esencial que te asegures de que está bien envuelta, ya que, gracias a ello, estarán bien protegidas del aire del congelador y de la humedad. 

Posteriormente, puedes introducir la trufa negra en una bolsa de congelación con cierre hermético y extraer todo el aire que puedas para que quede lo más aislada posible del aire del exterior antes de realizar el sellado. Otra opción, aunque menos eficiente es envolver la trufa envuelta en papel de aluminio con film transparente. 

Con independencia del tipo de método que hayas utilizado para garantizar el cierre hermético, debes anotar la fecha de congelación y lo que contiene el paquete para controlar el tiempo de conservación y, posteriormente, introducir en el congelador la bolsa con la trufa negra fresca que querrás volver a degustar pasadas unas semanas e incluso meses. 

¿Cuánto dura una trufa en el congelador? 

Como hemos mencionado anteriormente, aunque pierde algunas de sus propiedades, la trufa se puede congelar para alargar su tiempo de conservación. Si este hongo tiene una duración de entre 9 y 12 días refrigerada en la nevera, lo cierto es que, si la congelamos, este tiempo se puede extender mucho más allá de este umbral. 

Es decir, que, al congelar la trufa negra, es posible conservarla en excelentes condiciones durante meses. En muchos casos, puede consumirse perfectamente pasado un año e, incluso, en algunos casos, es posible mantener sus propiedades durante unos dos años desde el día de su congelación. 

Por lo tanto, es una buena forma de garantizar que podamos degustar su sabor y su aroma tan característicos durante mucho tiempo, a pesar de que pueden perder algo de la calidad que las convierte en ingredientes excepcionales dentro del mundo de la alta cocina. Sin embargo, es la mejor manera de lograrlo y de poder disfrutar de las maravillas de este hongo gourmet cuando quieras. 

¿Cómo descongelar una trufa?

Si quieres saber cómo descongelar una trufa, debes tener en cuenta que no se pueden descongelar, así como así. De hecho, se recomienda rallarlas o laminarlas mientras todavía están congeladas para evitar que pierdan propiedades y para que su sabor y aroma se mantengan con toda su intensidad. De esta manera, si sobra algo de trufa después de rallarla, puedes volver a congelarla inmediatamente y sin esperar a que se descongele. 

Ahora bien, si la trufa ya se ha descongelado por completo, no es recomendable volver a introducirla en el congelador para respetar la cadena de frío. Si lo haces, es probable que empiece a degradarse durante la congelación y que se termine estropeando en cuestión de horas. 

En resumen, podemos decir que la trufa negra fresca, que es un tesoro culinario apreciado por su sabor y aroma únicos, puede congelarse para prolongar su vida útil y disfrutarla en cualquier época del año. Aunque su frescura se mantendrá mejor en el frigorífico durante unos 12 días, congelarla adecuadamente puede extender su conservación hasta dos años en el mejor de los casos.

Es crucial que sigas los pasos específicos que te hemos mostrado para envolver y sellar herméticamente la trufa antes de congelarla para mantener sus propiedades lo más intactas posible. Cuando estés listo para usarla, lo más recomendable es rallarla o laminarla nada más extraerla del congelador para preservar su calidad al máximo. De este modo, podrás disfrutar del exquisito sabor y aroma de este excepcional hongo en tus platos gourmet siempre que lo desees, sin preocuparte por que se pueda deteriorar. 

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