¿Cómo hacer aceite de trufa?

Las trufas son una especie de hongo gourmet que crece bajo tierra en simbiosis con las raíces de determinadas especies de árboles. Es un ingrediente bastante complicado de encontrar y de cultivar, por lo que suele ser bastante escaso. Sin embargo, debido no sólo a su rareza, sino a su increíble sabor y aroma, es un ingrediente muy valorado en el mundo de la alta cocina y de la gastronomía gourmet, ya que ayuda a mejorar la calidad de cualquier plato o receta.

De hecho, la trufa negra, conocida por su nombre científico Tuber melanosporum Vitt., se suele utilizar para añadir sabor y aroma a multitud de platos, elevando su calidad de una manera impresionante. Por este motivo, se suele utilizar para darle un toque mucho más sabroso y aromático a platos tan dispares como el huevo frito, la pasta, la pizza de queso, arroces, patés, foie, carnes, etc. 

Sin embargo, algunos alimentos se pueden trufar, para que, de esta manera, absorban parte del sabor y del aroma de este hongo gourmet, tales como los huevos hervidos, el queso, la mayonesa o, en nuestro caso, el aceite de trufa. En rasgos generales, podemos decir que se trata de un tipo de aceite, generalmente de oliva virgen extra, que ha sido infusionado con trufas y que proporciona un gran sabor a nuestras recetas. 

¿Cómo elaborar aceite de trufa en casa?

Por supuesto, si quieres saber cómo hacer aceite de trufa casero, es necesario adquirir trufa negra entera en conserva o al natural, como la que puedes encontrar en nuestra página web. Una vez tengamos este hongo gourmet en nuestras manos, debemos rallar o laminar unos 15 gr. de trufa negra (Tuber melanosporum Vitt.), poner unos 250 ml. de aceite de oliva virgen extra en un cazo y lo calentamos durante unos 15 minutos junto con la ralladura o las láminas de este hongo hasta que este alcance unos 65ºC, pero no supere esta temperatura, ya que, de hacerlo, la trufa podría empezar a perder su sabor y aroma característicos. 

Aunque aconsejamos utilizar 15 gramos de trufa rallada o laminada, es cierto que debemos añadir al aceite la cantidad de este hongo que preferimos, ya que, cuanto mayor sea la proporción de trufa negra respecto a la cantidad de aceite, este desprenderá un mayor sabor y aroma a este hongo gourmet tan apreciado en el mundo de la alta cocina.

Una vez se haya infusionado el aceite con la trufa negra en la olla durante los 15 minutos que hemos indicado, ya puedes dejarlo enfriar, porque habríamos obtenido un excelente aceite de trufa casero. Una vez se encuentre a temperatura ambiente, ya lo puedes utilizar para darle un mayor sabor a tus ensaladas, hervidos, platos de pasta, arroces, carnes, patatas fritas e, incluso, para disfrutar de unas tostadas de pan y aceite de trufa que te van a sorprender. 

¿Cómo conservar el aceite de trufa? 

Una vez que hemos obtenido el aceite de trufa casero y lo hemos utilizado para condimentar nuestros platos favoritos, debes saber que no debes dejarlo a temperatura ambiente durante mucho tiempo. Esto se debe a que, a pesar de que el aceite de trufa puede aguantar meses en perfectas condiciones, con el paso del tiempo va perdiendo su sabor y aroma, por lo que es recomendable consumirlo en poco tiempo.

No obstante, si queremos que este aceite de trufa casero gourmet nos dure durante mucho más tiempo, es necesario aprender a conservarlo adecuadamente. Para hacerlo puedes conservarlo en un recipiente totalmente hermético y dejarlo en un lugar frío, como, por ejemplo, el frigorífico o el congelador. Cuando más frío sea, más probable es que se conserve su aroma a lo largo del tiempo. 

¿Qué beneficios tiene el aceite de trufa?

El aceite de trufa casero es un ingrediente que cuenta con determinadas propiedades que podrían proporcionar algunos efectos beneficiosos en nuestro organismo. Por ejemplo, gracias a sus cantidades elevadas de vitamina E, se considera un producto esencial para reducir los niveles de colesterol malo en nuestro organismo.

Asimismo, gracias a que la trufa negra contiene una cantidad destacable de minerales, tales como el fósforo y el calcio, se considera que podría ayudar a fortalecer los huesos, ya que contribuye a la absorción de estos minerales. Asimismo, como contiene fibra, también se considera que podría tener propiedades digestivas, lo que podría ser beneficioso para hacer que las digestiones sean más suaves, evitando que aparezcan algunos síntomas negativos, tales como la acidez estomacal. 

Asimismo, como la trufa es rica en vitaminas, minerales y fibra, pero aporta muy pocas calorías, el aceite de trufa casero se considera un ingrediente imprescindible en las dietas de control de peso, ya que permiten aportar mucho sabor y aroma a los alimentos sin necesidad de utilizar otros elementos, como, por ejemplo, la sal, lo que también puede ser beneficioso para la salud del corazón y así como para el sistema cardiovascular.

En conclusión, podemos decir que el aceite de trufa casero es una forma deliciosa de disfrutar del distintivo sabor y aroma de este hongo gourmet. Fácil de hacer en casa con trufa negra y aceite de oliva virgen extra, este condimento eleva el perfil de sabor de una variedad de platos, desde ensaladas hasta pastas, arroces y carnes. Además de su exquisito sabor, el aceite de trufa también puede proporcionar determinados beneficios para la salud, por lo que se considera una de las opciones más versátiles y sabrosas para mejorar tus comidas en cuestión de segundos.

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