No cabe ninguna duda de que la trufa negra es uno de los alimentos gourmet más demandados del mercado por sus usos en la alta cocina y por sus características espectaculares en cuanto a sabor, aroma y textura. Se trata de un hongo que crece bajo tierra en simbiosis con las raíces de algunas especies arbóreas, tales como la encina, el avellano o el roble, entre muchos otros tipos de árboles.
Suele crecer en las zonas de bosques de clima mediterráneo a cierta altitud y con determinados niveles de temperatura y humedad. Por así decirlo, es una rareza de la naturaleza. Por este motivo es bastante difícil de encontrar, lo que explica la razón por la que este alimento se vende a un precio tan elevado, así como por que es muy demandado por muchos chefs de restaurantes con alto prestigio.
Ahora bien, posiblemente por su rareza y por lo complicada que es su recolección, la trufa negra ha estado rodeada de misterio a lo largo de la historia. Por ello, a su alrededor han surgido historias y mitos acerca de su origen. Por este motivo, en este artículo vamos a tratar de hablar de los mitos y las realidades de la trufa negra. Si tienes curiosidad, te recomendamos seguir con la lectura.
Origen de la trufa negra
Uno de los hechos más discutidos sobre la trufa negra es su origen, ya que se desconoce cuándo se encontró la primera trufa negra y el uso que le dieron los seres humanos en la prehistoria. Sin embargo, con la invención de la escritura, las primeras civilizaciones de la Edad Antigua ya documentaron el uso de la trufa negra como un apreciado ingrediente gastronómico.
De hecho, se han descubierto textos en el Antiguo Egipto que documentan que era un alimento que consumían los faraones hacia el siglo XIV a.C. Posteriormente, este alimento pasó a manos de los griegos y, después, de los romanos. La civilización occidental actual, por lo tanto, habría heredado el uso de este manjar gracias a la herencia grecorromana de nuestras sociedades a lo largo de los siglos.
Gracias a ello, hoy en día podemos disfrutar del aroma, del sabor y de las propiedades de la trufa negra en la elaboración de determinados tipos de platos. Asimismo, a lo largo de la historia, debido a su escasez y a sus impresionantes características, ha sido un alimento tan venerado como las joyas y el oro.
Aunque esto no siempre ha sido así, ya que, durante la Edad Media, probablemente por sus propiedades afrodisíacas y por ser un bien escaso y de lujo, la trufa negra fue prohibida por la Iglesia Católica. Hay que recordar que en este momento de la historia esta institución predicaba austeridad y la devoción total a Dios y todo lo accesorio era una distracción que se debía eliminar. Por fortuna para nuestro paladar, en el Renacimiento se recuperó su uso y, de ahí, su uso se extendió de nuevo a nuestras sociedades tal y como lo conocemos en la actualidad.
Mitos y realidades de la trufa negra
Pero si nos vamos un poco más atrás, a las civilizaciones de la Edad Antigua, especialmente Grecia, encontramos algunos escritos que hablan sobre su origen y difunden mitos y leyendas sobre este hongo, rodeándolo en un halo de misterio. De hecho, algunos textos afirman que fue un regalo que los dioses hicieron a la humanidad, así como que se trataba de un milagro de la naturaleza.
En estos escritos, como, por ejemplo, el de “Historia de las Plantas”, de Teofrasto, que fue discípulo del filósofo Aristóteles, se les clasifica como “plantas” y se anota que crecen de forma natural tras las tormentas de verano y de otoño. En realidad, hoy en día sabemos que no son vegetales, sino hongos, pero podemos decir que sí que es cierto que su desarrollo comienza a finales de primavera y continúa en verano hasta principios del otoño.
De esta manera, podemos decir que las tormentas de verano son imprescindibles para su desarrollo, ya que aportan la humedad que necesitan estos hongos para desarrollarse en simbiosis con las raíces de algunas especies de árboles. Por ello, su recolección tiene lugar entre los meses de noviembre y finales de marzo o principios de abril.
Sin embargo, es cierto que, aunque en la Antigüedad algunos pensadores escribieron acerca de este hongo, también es cierto que era utilizada y consumida sobre todo en las clases altas y personas que ostentaban el poder. En Egipto, la degustaron los faraones, en Grecia, los principales mandatarios y, en Roma, los emperadores.
Sin embargo, para la mayoría del pueblo era un alimento totalmente desconocido o habían oído hablar de sus maravillas de una manera vaga y difusa. Todo ello, finalmente, contribuyó a envolver a la trufa negra en un halo de misterio y misticismo, que, pese a todo, sigue perdurando hoy en día.