5 formas de usar la trufa negra sin ser chef profesional

La trufa negra (Tuber melanosporum Vitt) es uno de esos alimentos extraordinarios que la naturaleza ha sido capaz de producir a lo largo de la historia. Se trata de una especie de hongo que crece en simbiosis con las raíces de árboles como la encina, el roble blanco, el avellano, el castaño o la coscoja, en terrenos con unas condiciones muy específicas

Por descontado, su cultivo no es tarea sencilla, ya que requiere de años de paciencia, cuidados constantes y un conocimiento profundo del suelo, el clima y la biología del hongo. Sin embargo, el resultado y la espera bien merecen la espera, ya que obtenemos un producto gourmet capaz de transformar un plato corriente en una experiencia sensorial elevada para los sentidos que cotiza a un alto precio del mercado.

Su aroma intenso y su sabor umami inconfundible han hecho que la trufa negra sea altamente valorada en el mundo de la alta cocina. Pero la buena noticia es que no hace falta ser un chef con estrella Michelin para poder disfrutar de este exquisito alimento. De hecho, aplicando algunas técnicas bastante sencillas y con algo de creatividad, cualquiera puede aprender cómo utilizar la trufa negra para elevar incluso las recetas más cotidianas a la categoría de plato de alta cocina. Por este motivo, a continuación, te mostramos cinco formas sencillas de usarla y así comprender mejor para qué se utiliza la trufa negra en la cocina.

¿Cómo utilizar la trufa negra para sacarle el máximo partido?

Lo primero que deberías tener en cuenta para aprovechar todo su potencial es entender que la trufa negra realmente no necesita cocinarse ni pasar necesariamente por métodos de elaboración demasiado complejos. No olvides que, cuando se somete a altas temperaturas, este hongo empieza a perder rápidamente sus propiedades aromáticas y degustativas.

Por este motivo, es un ingrediente que brilla especialmente cuando se añade al final de la preparación, cuando los alimentos están todavía calientes, ya que, de esta manera, conserva todo su aroma y sabor. Tanto si la prefieres disfrutar fresca como en conserva, lo importante es utilizarla de manera inteligente, ya que laminar o rallar un poco este hongo gourmet encima de tus platos basta para transformar un plato. Asimismo, no olvides que no necesitas añadir una gran cantidad para elevar la calidad de tus elaboraciones al siguiente nivel. Si te interesa, puedes leer este artículo en el que hablamos de los usos culinarios de la trufa negra.

Trufa negra en salsas

Una de las formas más sencillas y efectivas de utilizar la trufa negra es incorporarla en salsas cremosas. Basta con preparar una base de nata con mantequilla o con aceite de oliva y añadir unas finas láminas o ralladura justo antes de servir y remover bien la mezcla. Esta técnica es capaz de preservar perfectamente el sabor y el aroma sin que el calor excesivo termine por degradarlos.

Por ejemplo, una salsa de nata y parmesano con un toque de trufa negra puede servir para acompañar unas tagliatelle caseras o incluso un risotto suave. Incluso en platos más sencillos, como unas patatas salteadas o unos huevos fritos o revueltos, añadir salsa con trufa negra puede aportar un carácter sofisticado que no pasa desapercibido. Si quieres apostar por este tipo de recetas, te recomendamos echar un vistazo a este post: salsas con trufa negra: recetas caseras para potenciar el sabor de tus platos.

Trufa negra en carnes y guisos

En el mundo de la truficultura, una de las aplicaciones más clásicas es combinar la trufa negra con carnes. Tanto en piezas nobles como el solomillo o el magret de pato, como en guisos más tradicionales, la trufa aporta profundidad y un aroma tan envolvente que suele sorprender a todo el mundo. 

La clave está en añadirla en el momento justo. Por ejemplo, en guisos, se puede incorporar al final, laminada, para que el calor residual libere su aroma; en carnes a la plancha o asadas, la puedes añadir encima justo antes de servir. Así se entiende mejor para qué se utiliza la trufa negra: para realzar y complementar, teniendo en cuenta que no debe quedar enmascarar con el sabor y el aroma de otros alimentos. 

Trufa negra en aceites

El aceite trufado es probablemente la forma más versátil de conservar y utilizar la trufa negra durante todo el año. Elaborarlo en casa es sencillo, ya que basta con infusionar unas láminas de trufa negra fresca en un buen aceite de oliva virgen extra, dejándolo reposar durante unos días para que absorba todo su aroma.

Este aceite se puede usar en ensaladas, carpaccios, verduras a la plancha o incluso para elaborar unas palomitas de maíz caseras para darles un toque sorprendente ideal para disfrutar de una buena tarde de películas. Es una forma ideal de tener siempre a mano la esencia de la trufa más allá de la temporada de maduración y recolección. Si estás pensando en elaborar este auténtico manjar, no dudes en echar un vistazo a un artículo en el que abordamos la pregunta de ¿cómo hacer aceite de trufa?

Trufa negra en pescados

A pesar de que es menos habitual que con la carne, la combinación de trufa negra y pescado es todo un auténtico descubrimiento para aquellas personas que tienen la suerte de haberla probado. Los pescados blancos, como la merluza, el bacalao o la lubina son perfectos para este maridaje, ya que su sabor suave permite dejar espacio para que la trufa sea la protagonista.

Una receta bastante sencilla consiste en preparar un puré de patata o coliflor como base, colocar el pescado encima y añadir unas láminas de trufa fresca antes de servir. El resultado que obtenemos es un plato equilibrado, elegante y muy aromático, perfecto para degustar en ocasiones especiales.

Trufa negra en cremas y purés

Si buscas un uso versátil y sencillo de este hongo exquisito, ten en cuenta incorporar la trufa negra a cremas y purés puede ser una opción excelente. Su textura suave y su temperatura moderada resultan perfectas para preservar el aroma de este hongo exquisito.

Cremas como la de calabaza, calabacín, zanahoria, patata, setas o incluso de puerros ganan un toque gourmet con apenas añadir unas láminas de trufa negra al final. Este uso demuestra cómo utilizar la trufa negra en platos del día a día, transformándolos en elaboraciones dignas de un restaurante de alta cocina. ¿Quieres experimentar con este tipo de recetas? Lee nuestro artículo para saber cómo usar la trufa negra en cremas y purés.

En definitiva, podemos decir que la trufa negra es uno de esos ingredientes excepcionales que, pese a su exclusividad, puede disfrutarse sin necesidad de realizar complicadas técnicas culinarias. Puedes disfrutarlo tanto en salsas, aceites y carnes como en pescados o cremas. 

Después de todo, basta con conocer cómo utilizar la trufa negra de forma correcta para sacar el máximo partido a su aroma y sabor extraordinarios. Al final, lo importante no es únicamente saber para qué se utiliza la trufa negra, sino atreverse a incorporar este ingrediente en todo tipo de elaboraciones de cocina cotidianas, elevando cada plato a la categoría de restaurantes de alta cocina. 

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